En una ciudad inteligente o smart city, hay ciudadanos inteligentes, que utilizan unos medios de transporte inteligentes, bajo una economía inteligente, conexiones wifi inteligentes, y tecnologías de la información que facilitan una administración, un entorno y una calidad de vida inteligente y seguro. Y es que todo es «smart» si queremos enfocarnos a un futuro sostenible donde las reducción de emisión de CO2 y la eficiencia energética es una labor primordial a tener en cuenta a la hora de ser inteligente.
Un ejemplo de algunas de las smart city más importantes del mundo son por ejemplo: Nueva York, con su proyecto Hudson Yards que finalizará en el 2018. Viena ha puesto en marcha muchos programas para llegar a ser la ciudad neutra en carbono en un futuro inminente. Copenhague fue nombrada capital verde el año pasado, y sigue avanzando e innovando en la línea de ser una ciudad ecológica. Barcelona, está invirtiendo muchos esfuerzos en su planificación urbana y sus calles conectadas a internet para llegar a ser un ejemplo a seguir como smart city.
El tema de las smart city es algo que se está convirtiendo en portadas en medios de comunicación todos los días en todo el mundo, es un tema que cada día va adquiriendo más relevancia debido a su importancia en crear ciudades sostenibles y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Ya comentábamos en otros post, que la característica principal de una ciudad inteligente es su tecnología aplicada a la infraestructura urbana.
Pero, ¿ Son compatibles los objetivos de una ciudad inteligente con los de una ciudad verde?
Podemos llegar a la conclusión de que ambos coinciden en utilizar sus objetivos para reducir el impacto de la ciudad en utilizar los recursos naturales, optimizar el consumo energético, la contaminación etc. Ambos objetivos facilitan un cambio positivo en el desarrollo de las ciudades y mejoran la calidad de vida de sus ciudadanos. Esto es, inteligencia en todos los sentidos.
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